Aitor y Vanessa me contactaron hace mucho tiempo para reservar el día de su boda. Lo tenían todo planificado al detalle y, cómo no, las fotos no iban a ser menos. Molinillos de papel, el seating plan e incluso las iniciales de su mesa fueron hechas a mano por Vanessa. Unas máquinas de escribir muy especiales para ella fueron parte de la decoración del salón. De hecho, una de esas fue clave para el montaje de su original libro de firmas: los invitados les podían escribir una carta a máquina. Como les gusta mucho la película UP (debo confesar que soy una fan absoluta), me emocionó ver que prepararon un buzón de correos típico americano con sus nombres escritos para que se guardaran allí todos los mensajes que iban escribiendo los invitados.
Los novios se vistieron en casas de sus padres. Los dos iban muy elegantes, el novio con un traje de Jonathan Palomares y la novia con un vestido de Luna Novias. Los detalles también los cuidaron en sus complementos pues los gemelos de Aitor son un guiño al videojuego Zelda y el velo de Vanessa es de su madre.
Fue una boda muy emotiva en la parroquia de Santa Eulàlia de Provençana. La celebración posterior, llena de sorpresas y regalos para los invitados, y también para los novios, tuvo lugar en el Hotel CityPark Sant Just. Allí el baile se alargó hasta altas horas, con mucha risa y mucha diversión.
Ellos me pidieron privacidad a la hora de mostrar fotos, así que llegamos a un acuerdo: fotos de detalles. Es un tema que respeto por completo y que de hecho yo también le pedí a nuestro fotógrafo cuando nos casamos. Aunque no podamos ver las caras protagonistas del día, creo que los detalles ayudan a contar la historia. De hecho, me encantan las imágenes donde las manos hablan por sí solas y, gracias a ellas, esa historia se entiende perfectamente sin añadir mucho más. Así que las fotos que veréis a continuación están escogidas con mucho mimo para poder compartir con vosotros lo que fue un día magnífico. ¡Espero que os gusten!