Gracias a las jornadas de puertas abiertas que Agbar ofrece a los trabajadores y a sus familias pudimos visitar varias instalaciones que de otra manera están cerradas al público.
En primer lugar nos dirigimos a primera hora de la mañana al Museu de les Aigües, en Cornellà de Llobregat. Nos permitieron visitar por fuera los pozos de extracción de agua que actualmente están en servicio en la central y pudimos visitar un pozo peculiar de la primera década del siglo XX con un aspecto un tanto atractivo para ser un pozo. De hecho, los promotores encargados de su constructor resultan ser los mismos que construyeron la Torre Eiffel. Como se puede apreciar en la foto de la placa de una de las dinamos, los constructores de la maquinaria que funcionó primero en la central de Cornellá tiene origen parisino. Esta parte de la visita guiada nos aportó una imagen del pasado del gran trabajo que se llevaba a cabo allí y como, poco a poco, fue evolucionando para satisfacer las necesidades de demanda de la población hasta la central que es hoy en día.
Tras esta visita, nos dirigimos a la otra punta de Barcelona, desde donde se aprecian las mejores vistas de la ciudad para ver la torre de les aigües: el Tibidabo. La Torre Dos Rius fue una construcción del año 1902 al 1905 por el arquitecto Josep Amargós i Samaranch. Esta torre se construyó para distribuir agua en la parte más alta de la ciudad. La construcción por dentro es muy sencilla y básicamente se centra en su propósito; la arquitectura por fuera es más elaborada y se compone de ladrillo visto y piedra de Montjuïc.
La última parada del día fue la visita a la Torre Agbar, cerca de la Plaça de les Glòries Catalanes. Allí nos enseñaron el auditorio, una planta de oficinas y nos permitieron subir a la cúpula (sin duda, lo mejor de la torre). Si bien las vistas no son espectaculares, pues al estar rodeada de tanto cristal se hace difícil ver el exterior, la cúpula es visualmente atrayente, y se hicieron cortos los escasos diez minutos que nos dejaron estar por allí. En no demasiado tiempo, este edificio, que ya se ha convertido en uno de los más reconocidos del skyline barcelonés, dejará de ser sede de Agbar y pasará a ser un hotel. Sea como sea, no cambiará su belleza tanto de día como cuando es iluminada por la noche.
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