Tras unos cuatro años de obras, al fin se han abierto las puertas del Recinto Modernista de Sant Pau. Hace unos días aprovechamos para visitarlo y quedarnos encantados con los detalles y la arquitectura llevada a cabo por Lluís Domènech i Montaner el siglo pasado. Oficialmente el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau se inauguró en 1930, dando un servicio a una sociedad en pleno crecimiento demográfico por aquél entonces.
Se considera que este conjunto modernista es el más importante de Europa y un referente singular del patrimonio cultural de la ciudad. Tanto es así, que en 1997 fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, junto al Palau de la Música Catalana.
Con veintisiete pabellones construidos, alrededor de un kilómetro de galerías subterráneas y una alineación de 45º respecto la cuadrícula ortogonal del Pla Cerdà, convierten a este recinto, no sólo en una belleza arquitectónica sin igual sino en un espacio aislado e independiente de Barcelona ofreciendo un modelo funcional, humano y a la vez bello para el trato con los pacientes.
Pude pasear por esas galerías subterráneas previas a la rehabilitación hace años y la verdad es que resultaba muy atractivo fotográficamente hablando: pasillos oscuros, fluorescentes intermitentes… un ambiente casi de película. La reforma limita este recorrido subterráneo para ensalzar los pabellones y la belleza modernista que se alberga en ellos.
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