Unos días de descanso… De desconexión… De poder disfrutar con la familia y amigos. Decidimos hacer una ruta por la comarca del Maestrazgo aragonés, provincia de Teruel, y visitar la zona y sus pueblos con encanto, así como otras localizaciones próximas a las que vale la pena ir.
Para poder comentar más extensamente los sitios por los que pasamos, he dividido la ruta en dos posts: éste trata sobre los dos primeros pueblos que visitamos: Molinos y Castellote.
Molinos es el pueblo más septentrional de la comarca: se encuentra entre las serranías turolenses de Gúdar-Maestrazgo y el Bajo Aragón. A la entrada encontramos el impresionante barranco de San Nicolás y el puente que lo cruza, cuyo arroyo homónimo es el único testigo subterráneo de su paso. Sus empinadas calles me han permitido fotografiar vistas privilegiadas del pueblo y todas acaban en la Torre de la Iglesia, última fotografía de este bonito pueblo.
Dentro de su término municipal se encuentra el monumento natural de las Grutas de Cristal de Molinos. Os recomiendo visitar el enlace puesto que no se permite tomar fotografías de su bello interior, compuesto por una compleja red de salas y galerías subterráneas con formas muy peculiares y repletas de estalactitas, estalagmitas, columnas geológicas, cortinas, cascadas, ...
Después nos dirigimos al pueblo de Castellote, el de mayor extensión de la comarca.
El tramo final de la carretera que lleva a Castellote atraviesa un túnel que horada una impresionante pared rocosa. Nosotros paramos antes de entrar al túnel y pude fotografiar la Ermita del Llovedor en la distancia. El pueblo en sí se encuentra en un monte, en cuya cima se encuentran los restos de un castillo templario arruinado en las Guerras Carlistas y restaurado en 2011.
De camino al castillo hay un mirador desde donde se pueden apreciar unas vistas impresionantes de las montañas, e incluso ¡pudimos ver una cabra montesa! No hace falta decir que la mayoría de las fotos de este pueblo están hechas desde aquí.
La última foto es la del embalse de Santolea. Un lugar espectacular, un agua con unos tonos increíbles, y tan calmada… De hecho, esta calma permite la práctica de deportes náuticos y sus paredes verticales favorecen la escalada. Además, sus bonitas playas naturales están disponibles para todo aquél que ose desafiar la temperatura y decida bañarse en él.
Aquí podéis ver el post que detalla cómo continúa mi paseo por el Maestrazgo aragonés.
Por el momento no hay ningún comentario.